Aunque los directores del Bora se reunieron con los árbitros de la Unión Ciclista Internacional (UCI) en el camión de revisión de vídeo, no lograron evitar la penalización. El equipo sabía que el castigo de quedarse sin puntos resultaría capital para la general del jersey verde. Utilizaron unas imágenes en las que se observa un palo de selfie cercano a Sagan para justificar la acción, que sin embargo se produjo en la pugna por la posición, no por esquivar el teléfono, como se registró en el comunicado oficial: “Una desviación que arriesga la integridad de otro corredor mediante esprint irregular”. También le cayeron 500 francos suizos de multa. Sacar el dedo a pasear le costó 200 a Van Aert por “conducta inconveniente”.